La idea de cuerpo y cerebro como cosas separadas o en continuidad
integrando un mismo sistema, ha sido largamente estudiada y debatida en el
ámbito científico. Actualmente parece que en lo científico existe acuerdo en
considerar el cuerpo-cerebro como un sistema en si, que a efectos de estudio o comunicación
puede describirse como cosas autónomas, el cerebro y el cuerpo.
Para mostrar esta idea de integración cuerpo-cerebro creo que lo más
acertado es dar la palabra a un insigne y reconocido neurocientífico, Antonio
Damasio que, entre otras, dice al respecto:
“...las neuronas remiten al
cuerpo”... y continua “Cuando el cuerpo interactúa con su entorno, la
vinculación origina cambios en los órganos sensoriales corporales, como los
ojos, las orejas y la piel; el cerebro mapea estos cambios y así,
indirectamente, el mundo exterior al cuerpo adquiere alguna forma de
representación dentro del cerebro.” (A. Damasio, “Y el cerebro creo al hombre”,
2010)
Pero la visión de cerebro y cuerpo como cosas separadas persiste todavía en
ciertos ámbitos y opiniones, con consecuencias de diverso orden.
Ejemplo de ello, fue la decisión del
Pentágono de no adjudicar la medalla Purple Heart a los veteranos de guerra que sufren de trastorno
de estrés post-traumático debido a que “no
es una herida física" ( The New York Times, 7.1.09)
En el mismo periódico aparece un interesante comentario al respecto firmado por Stephen Ducat “This Is Your Brain on Traumatic Stress: Remedial Neuroscience Lessons for the Pentagon” (9.1.09), que transcribo a continuación:
En el mismo periódico aparece un interesante comentario al respecto firmado por Stephen Ducat “This Is Your Brain on Traumatic Stress: Remedial Neuroscience Lessons for the Pentagon” (9.1.09), que transcribo a continuación:
"El Pentágono ha decidido que no va a
adjudicar el Purple Heart, la medalla sagrada dada a los heridos o muertos en
combate, a los veteranos de guerra que sufren de trastorno de estrés
post-traumático debido a que no es una herida física".
- The New York Times, 8 de enero de 2009.
Lección Uno: La mente es una propiedad del cerebro.
Lección Dos: El cerebro se encuentra en el cuerpo.
Lección Tres: El hipocampo, una parte del cerebro
responsable de nuestra capacidad de tener una historia consciente, es una de
las víctimas neurológicas de las experiencias traumáticas. Se daña hasta el
punto de contracción cuando se satura con una inundación tóxica de las hormonas
del estrés. Esto no sólo conduce a la alteración de la memoria. También
evita que el hipocampo ponga freno a las respuestas de activación emocionales
de una de las estructuras del cerebro más primitivas, la amígdala.
Lección Cuatro: El estrés traumático es a menudo
resultado de cuando los soldados están obligados a arriesgar la mutilación o la
muerte o presenciar la mutilación o aniquilación de los amigos y compañeros.
Lección Cinco: El trauma para causar un trastorno
de estrés postraumático no es menos físico que una bala en la cabeza.
Tarea: Descartar Rene Descartes, mente sin cuerpo.
Vuelva a leer Anatomía de Gray.
Crédito extra: leer El cerebro y el mundo interior
de Mark Solms y Oliver Turnbull, y tomarlo en serio como para fundamentar sus
políticas en la ciencia.
En relación con ésta reflexión (cerebro-cuerpo) existe y ha existido otro
debate, quizás más intenso, o como mínimo con un dilatado alcance histórico, en
los mas diferentes ámbitos (científico, filosófico, religioso, etc.), debate no
exento de consecuencias practicas, me refiero a la relación cerebro-mente
(cuerpo-alma, o variantes expresivas de lo mismo), que queda reflejado también
en el articulo de Stephen Ducat.
Este será motivo del próximo post.